En el Día Mundial del Medioambiente nos preguntamos: ¿cómo afecta a nuestra salud la contaminación?

Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), cada año fallecen alrededor de siete millones de personas como consecuencia de la contaminación y, de acuerdo con los nuevos informes publicados, más de un millón y medio se corresponden con defunciones de niños menores de cinco años. Su vulnerabilidad, la exposición al tabaco ajeno o a aire poco depurado son algunos de los factores que nos sitúan ante esta cifra. Además, respirar o ingerir determinadas sustancias o partículas impuras durante el embarazo pueden incluso afectar al correcto desarrollo del feto y a su peso.

Aunque en cada lugar las condiciones del aire y la contaminación dependen de las actividades industriales que allí se desarrollen (industria metalúrgica, centrales térmicas o nucleares, etc.), del uso de determinados productos químicos (pesticidas, herbicidas, etc.) o del volumen de tráfico entre otros, ésta afecta a todos los seres vivos, incluidos animales y plantas, que interactúan en ese espacio. En términos generales se puede decir que existen ciertas enfermedades que se pueden ver agravadas por la exposición continua a un aire de baja calidad, como son dolencias respiratorias, procesos alérgicos, problemas cardíacos, crisis de asma o cáncer de pulmón, pudiendo ser causa y consecuencia de mortalidad prematura.

¿Qué medidas se están tomando?

La polución del aire supone un grave peligro para la salud y afecta, irremediablemente, al número de visitas a urgencias, al aumento del número de ingresos hospitalarios y, en definitiva, a la reducción de la esperanza de vida. Por ello, a nivel europeo se han tomado medidas estableciendo unos límites legales de contaminación que ningún país debería sobrepasar y organizaciones como la O.M.S también pautaron medidas para controlar la emisión de determinadas partículas contaminantes. Sin embargo, la realidad nos deja ver que no hay umbrales seguros  y que lo ideal será lograr, a largo plazo, reducir a la mínima expresión la contaminación a través de la gestión de energías alternativas y renovables frenando, a la vez, el cambio climático y sus consecuencias.

A nivel social, en los últimos años se ha avanzado considerablemente en el conocimiento y reconocimiento de este fenómeno y las familias han tomado conciencia de la necesidad de cooperar para poner fin o, en su defecto, reducir, la contaminación: reciclaje en los hogares, gestión energética óptima, uso del transporte público, etc., apreciándose también una tendencia al alza en cuanto a la fabricación natural y la implantación de modelos productivos menos agresivos por parte de las empresas.

En S4 “somos conscientes de que cada acción cuenta y cuando hablamos de preocupación y dedicación por y para nuestro entorno, hablamos también de medioambiente. Trabajamos cada día para que todas las personas que nos rodean disfruten de cada instante de la vida asegurándoles su total tranquilidad. Queremos que disfruten de la sensación de bienestar que te da, por ejemplo, respirar aire limpio y puro, y lo queremos durante muchos años”, concluye D. Alfredo Blanco, Director General de S4.